Ausente.
Y basta.
Indiferente.
Espada que quema,
perlas de dolor que se enhebran en mi corazón.
Indecisión
roja de sangre,
ineptitud
de esta mente pequeña
que busca y no encuentra,
que encuentra y no quiere encontrar,
sólo quiere olvidar.
Porque en el vacío
todo es más fácil,
porque en el desempeño
está el camino.
Porque no te quiero como vecino,
porque has matado
los colores de mi alma,
porque has extinguido mi calma,
porque sin ti
todo tiene otro profumo
y no quiero que nunca, ninguno
vuelva a robarme mi Yo,
no quiero que nunca, nadie
vuelva a pisar mi corazón.
No quiero otros empujones
hacia un universo
que no es el mío.
Estoy dolida, todavía,
parece tan absurdo
después que tanta agua ha fluído,
parece tan sin sentido
tu olor que se fundía con el mío,
tu saliva en mi.
Parece inexistente ahora,
pero estas espinas se clavan
y se vuelven a clavar,
y penetran
y escuecen.
Y no olvido.
Y sigo.
Y te odio,
y me odio,
y me das asco
y me doy asco.
Si sólo pudiese borrarlo todo,
anularte de mis recuerdos,
matarte con la memoria.
Tippex
y punto final.
Apagar las luces del pasado,
arrugar el papel
donde he dibujado
los rastros de nosotros,
quemar la madera
y la cera
de nuestra existencia.
Sé que soy el resultado de lo vivido,
pero me arrepiento de no haber antes escupido
este nudo que me impedía respirar,
arrepiento no haberte escupido a ti
que me sofocabas,
que me vendías tu veneno
como si fuese oxígeno.
Y yo embobada de mis sueños,
te creía,
te escuchaba,
ententaba convencerme
de vivir en el mejor mundo posible.
Te quería con morbosidad,
con el apego
de quien se agarra a la ilusión,
con la falsedad de quien no cree en si mismo.
Te quería
y no te soportaba,
no aguantaba ese poder
que tenías sobre mi,
tu apretarme las muñecas
y el corazón.
Habíamos creado una burbuja de mármol,
una ilusión con paredes de acero,
un mundo ficticio
que tenía la fuerza
del cemento y del metal.
Estaba enjaulada
en una engañosa imagen de mi,
en un laberinto de mentiras,
de falta de emociones;
entrampada
en una vorágine de violencia
y desasosiegos innecesarios,
en un conjunto de espejismos.
Veía
a través de un cristal
opaco
y manchado de heces.
Ahora sólo puedo
sacarme lo podrido
de los ojos,
deshojarme de las espesas capas
que sobre mí has construído,
limpiar la pátina que has creado
con estropajos de rencor.
Que nausea tu recuerdo,
que impotencia
no poder anular tu existencia.
Que derrota tu presencia en mi vida,
que derrotada yo,
que después de un siglo y medio
sigo llevando tus escorias
en mi cuerpo.
SUNSHINE
2 comments:
ke bello questo blog è fatto bn...poi anke le immagini sono belle...soprattuttto quella della bici io e la mamma ne siamo rimasti colpiti
thanx brotha
luv ya soooooooooo much
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